lunes, 17 de julio de 2023

Es la IA el próximo APAX?

 


APAX es aquella especie que se encuentra al mando, la que está en el tope de la cadena alimentaria. Muchos creen que estamos creando a nuestro reemplazante intelectual, pero este artículo no busca traer el terror, sino el enfocar lo que hacemos con un mejor fin. Yo soy un tecnólogo y como tal, intento racionalizar el avance mientras evito entusiasmarme con la multiplicidad de los avances a los que nos enfrentamos. Porque hay mucho más por capitalizar que por temer. 


Mucha gente cree que lo que estamos haciendo nos va a destruir a todos ya que a modo de mea culpa, nos identificamos como un bicho malo. Pensamos en lo que le hacemos a todo lo que nos rodea e imaginamos ponernos en el lugar de juez y jurado, e imaginamos que como un ser más inteligente, nos evaluaríamos y etiquetaríamos para la próxima extinción necesaria. 

Pero veamos el futuro más cercano, entendamos que está en nuestra capacidad el asociarnos con lo que hemos traído a la vida para lograr un híbrido, un ser humano que tenga acceso a mucha más información todo el tiempo, un ser humano que pueda utilizar la capacidad de evaluación de datos de una IA con el fin de realizar sus tareas de manera más eficiente, y lejos de temer, ver con esperanza la incalculable cantidad de formas en las que podemos crecer si damos este paso, si confiamos en nosotros, si logramos ver lo bueno que tenemos y nos arriesgamos a potenciarnos, a mejorarnos, a subirnos a una época de vacas gordas en la cual nuestro fin ha de ser el progresar como especie, sin que ese progreso se vea reflejado en nuestra densidad poblacional. 

Uno de los factores que nos hacen humanos es la capacidad de interactuar con el error, de lateralizar soluciones, y hacemos esto porque cada prueba que realizamos para evaluar una teoría, nos cuesta dinero, pero más aún, nos cuesta tiempo, el cual por un lado nos detiene y por el otro lado nos da lugar a comprender mejor qué es lo que realmente estamos haciendo. Y de golpe creamos algo que puede acelerar lo que nos cuesta determinar si una teoría es plausible o no, vamos a tener acceso a descubrimientos para los cuales no estamos preparados por falta de experiencia empírica, por tanto no es la IA la que nos trae peligro sino nuestra propia ignorancia, esa falta de conocimiento y esa forma de ser intrépida que nos empuja a probar cosas sin estar seguros de los resultados, ¿qué podría malir sal? 

Hoy estamos intentando salir del temor a lo desconocido, del sinfín de horas de ficción que consumimos, de esto que estamos intentando crear que es básicamente, un superpoder y que como tal, y en las palabras del tío Ben, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y a eso nos enfrentamos, a esa maldita impaciencia, a esa necesidad que nos impone el esto de la vida limitada, porque no podemos detenernos, ya que el tiempo se desgrana frente a nosotros amenazando con no permitirnos saber, llegar, lograr.

Así es como empezamos a ver que la IA no es un peligro mayor que el fuego, que la rueda, que la escritura, es un avance enorme que debemos entender y que tenemos que capitalizar en nuestro favor. Hoy asumimos e internalizamos un sinfín de enormes inventos, que se incorporaron a nuestras vidas, cosas que hoy asumimos como normales y que tuvieron el potencial de borrarnos de la tierra, pero que hoy se han asociado a nuestros usos y costumbres.

Así, luego de inventar la palanca y la polea, pudimos levantar más peso que otros animales, y quizás alguien temió y se preguntó si eso no reduciría la cantidad de trabajadores necesarios, pero en lugar de eso lo que logramos fue más progreso, de golpe podíamos hacer realidad empresas que antes no eran posibles. Con lo cual esa gente que se iba a quedar sin trabajo, tan solo tuvo que aprender a utilizar esas nuevas tecnologías. Ser parte de lo nuevo y en lugar de sentirnos desplazados, simplemente necesitamos comprender que como humanos somos agentes del caos, modificamos nuestro entorno y en ese camino no existe la homeostasis, todo cambia y tenemos que acompañar el cambio si queremos sobrevivir, ya que el diferencial del humano no es otra cosa que la adaptación.

De esta manera se abren caminos frente a nosotros, podemos temer, podemos ilusionarnos, pero sin importar lo que hagamos los cambios van a llegar, y si tememos y los demoramos tenemos chances de aprender, pero también de quedarnos en el camino, mientras que si avanzamos y nos asociamos a nuevas tecnologías, podemos incluirlas y ser parte de ellas. La rueda, después de todo, no se quedó con tu trabajo, se hizo parte. Y la IA tiene la posibilidad de hacer lo mismo, de asociarse al ser humano logrando que seamos nosotros los más inteligentes. 

Ser el próximo APAX o convertirnos en presa es la próxima gran pregunta.

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