La rutina, lejos de lo que nos imaginamos es una herramienta para simplificar las acciones que realizamos en la vida, es además un modificador de la percepción del tiempo, dado que cuando estamos fuera de la rutina o la misma no está optimizada aún el tiempo parece discurrir de forma más lenta, y cuando formamos nuestra rutina con acciones que conocemos y sabemos cómo realizar el tiempo pasa más rápido, casi como si no nos diéramos cuenta.
Una buena rutina va madurando con el tiempo hasta convertirse en una forma natural de hacer las cosas, en las que en muchas ocasiones podemos dejar de pensar y simplemente hacer, porque hasta nuestra memoria muscular está incluida en esa rutina.
Muchos de ustedes estarán sonriendo, pensando en rutinas de gimnasio, donde a medida que nos acostumbramos a la rutina deja de ser efectiva en los músculos y la cambiamos para mejorarla. Bueno, deberíamos hacer lo mismo con nuestras rutinas diarias, actualizarlas, mejorarlas y hacerlas más eficientes para que cada vez nos cueste menos trabajo consciente.
El otro punto importante de una rutina está en la posibilidad de trasladarla a alguien más, para esto cada hito de nuestra rutina debe ser consciente, ya que es muy común que hagamos un sinfín de cosas inconscientes dentro de nuestra rutina diaria.
La forma de descubrir estas acciones que incluímos como naturales, es comenzando a hacer una lista de lo que hicimos en el día, y ampliarla con cada recuerdo, y en los días subsiguientes ir anotando los conscientes e ir agregando los que hacemos inclusive sin pensar. De esta manera podremos iterar la lista y agregar o eliminar pasos a la misma.
Cómo armar una rutina saludable.
Establece metas y prioridades: Definí que es importante para vos en diferentes áreas de tu vida, como el trabajo, la salud, las relaciones personales, etc. Luego, establecé metas claras y realistas para cada una de estas áreas y seleccioná prioridades según su importancia.
Crea una estructura diaria: Creá una rutina diaria que incluya tiempo para el trabajo, el descanso, el ocio y las relaciones personales. Planificar tu día te va a ayudar a tener un sentido de propósito y a evitar la pérdida de tiempo en actividades menos importantes.
Poné límites: Aprendé a decir "no" cuando sea necesario y establecé límites saludables en tus compromisos y responsabilidades. Esto te va a permitir tener un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, evitando el agotamiento y el estrés.
Cultiva hábitos saludables: Incluí actividades saludables en tu rutina diaria, como hacer ejercicio regularmente, comer de manera equilibrada y dormir lo suficiente. Estos hábitos te ayudarán a mantener un estado físico y mental óptimo.
Gestiona tu tiempo de manera eficiente: Utiliza técnicas de gestión del tiempo, como la técnica Pomodoro, para maximizar tu productividad. Priorizá las tareas más importantes y dividí tu tiempo en bloques dedicados a actividades específicas.
Aprende a gestionar el estrés: Buscá técnicas de relajación que te funcionen, como la meditación, la respiración profunda o el ejercicio. Practicar la gestión del estrés te va a ayudar a mantener la calma en situaciones desafiantes.
Busca apoyo y orientación: Considerá trabajar con un psicólogo o coach profesional que pueda brindarte apoyo adicional. Ellos pueden ayudarte a identificar áreas de mejora y brindarte estrategias específicas para mejorar tus rutinas y alcanzar tus metas.
La Técnica Pomodoro
Se trata de una estrategia de gestión del tiempo desarrollada por Francesco Cirillo en la década de 1980. Esta técnica se basa en la idea de trabajar en bloques de tiempo enfocados y cortos, seguidos de breves descansos. A continuación te muestro los pasos básicos para utilizar la técnica Pomodoro:
Elegí una tarea: Seleccioná la tarea en la que querés enfocarte y que desees completar.
Configurá un timer: Configurá el temporizador para un período determinado, normalmente se recomienda utilizar un tiempo de 25 minutos. A este intervalo se le llama "pomodoro".
Trabajá en la tarea: Concentrate en la tarea elegida y trabajá en ella hasta que suene la alarma del timer. Durante este tiempo, tratá de evitar cualquier distracción y dedícate completamente a la tarea.
Tomá un descanso breve: Cuando suene la alarma, tomá un descanso corto de aproximadamente 5 minutos. Utiliza este tiempo para relajarte, estirarte o hacer cualquier actividad que te permita desconectar de la tarea.
Repetí los pasos 2-4: Después del descanso, poné nuevamente el temporizador por otros 25 minutos y continúa trabajando en la tarea. Repite este ciclo (pomodoro + descanso) tres o cuatro veces seguidas.
Tomá un descanso largo: Después de completar cuatro ciclos de trabajo (pomodoros) y sus respectivos descansos, tómate un descanso largo de aproximadamente 15-30 minutos. Este descanso más largo te ayudará a recargar tu energía.
La técnica Pomodoro es efectiva porque utiliza el concepto de intervalos de tiempo concentrados y descansos regulares para mantener la productividad y la concentración. Al dividir el trabajo en bloques manejables, ayuda a combatir la procrastinación y evitar el agotamiento mental.
Es importante tener en cuenta que la duración del pomodoro y los intervalos de descanso pueden ser ajustados según tus necesidades y preferencias. Algunas personas pueden encontrar que 25 minutos es demasiado corto o demasiado largo, por lo que pueden modificar los tiempos según sea necesario.
Hay que entender que la mejora de las rutinas de vida requiere tiempo, esfuerzo y consistencia. No esperes cambios drásticos de la noche a la mañana, pero con dedicación y atención, podés lograr una vida más equilibrada y satisfactoria.
Autor: Fabian Mesaglio
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