lunes, 6 de mayo de 2024

La felicidad es una decisión, 5 técnicas para aumentar tu felicidad



Dado que la felicidad y la tristeza no son otra cosa que apreciaciones subjetivas de la realidad que vivimos, podemos decir que la felicidad existe cuando nos adaptamos a la vida que elegimos y por tanto podemos decir que la infelicidad no es otra cosa que la falta de adaptación o la incapacidad de lidiar con lo que nos sucede. 


Tenemos claro que no todos los procesos de estrés y ansiedad son malos, ya que existen para preparar el cuerpo en caso de riesgo, o ataque externo. Pero como esa realidad que vivimos sucede siempre en nuestra mente, es bastante común que la condimentemos con miedos que no siempre tienen una razón de ser o que la comparemos con añoranzas manchadas de subjetividad. Así llenamos nuestra existencia presente con un sinfín de situaciones que ya nunca sucedieron y quizás nunca lo hagan, o de recuerdos manchados por nuestra propia mente. 




1 - Men sana in corpore sano (mente sana en un cuerpo sano)


Una de las principales razones por las cuales somos infelices tiene que ver con el vehículo en el que viajamos, este cuerpo que está compuesto por todos los sensores que alimentan de datos de la imagen de nuestra realidad. Con lo cual, si el cuerpo está mal, los datos que lleguen estarán cargados de información de dolor o de falta de fuerza,  


El ejercicio nos da la oportunidad de producir dopamina y oxitocina, además de mejorar la estructura de nuestro cuerpo al darnos un mayor sostén muscular y evitando que las articulaciones soporten las inclemencias de nuestras acciones. 


 Así, el “no dolor” en el cuerpo es parte de las variables que contribuyen con nuestra felicidad. Esto sin contar que el ejercicio nos lleva a un lugar de meditación consciente que siempre va a actuar en nuestro beneficio. 


2 - Carpe diem (vivir hoy)


La mente humana tiene, entre otras responsabilidades, la misión de mantener la historia que vivimos, dado que cualquier alteración de la misma nos lleva a vivir algún tipo de desesperación. Cada vivencia tiene un lugar en el tiempo, y tratar de vivir en un momento que no nos corresponde trae como resultado una gran cantidad estrés. 


Al vivir en el pasado, añoramos y nos angustiamos, recordamos queriendo revivir algo que ya sucedió, y lamentablemente esto no se puede y por lo tanto nuestro cerebro entrará en conflicto con la línea de tiempo en la que vive.  Cuando por otro lado enfocamos nuestra vida en lo que aún no sucedió nuestra mente también se estresa, dado que producimos escenarios que no existen y quizás jamás existirán, cargados de dolor o tristeza,  dándole un enorme trabajo a nuestras mentes y causando ansiedad. 


El único momento que no tiene un costo vivir es el presente, esto que nos rodea en el aquí y el ahora, algo que no añoramos ni preveemos. En el presente producimos la realidad a partir de los datos que entran, en los demás “tiempos” producimos los escenarios desde la memoria y por tanto los idealizamos para bien o para mal.


Por lo tanto el camino es aprender a reconocer en qué tiempo ponemos la mente y descartar el pensamiento si no es del ahora. Cerrar los ojos y decir en voz alta, “esto es pasado” o “esto aún no sucedió” parece ser una de las mejores herramientas con las que contamos. Recordá las palabras de Confucio, “Hoy es el mañana que ayer te preocupaba tanto”.   



3 - Positivum cogitandi (positividad)


Al igual que con el tiempo, el sentido que le demos a lo que nos sucede va determinar si la vamos a pasar bien o si la vamos a pasar mal. El pensamiento positivo es nuestra herramienta para darle color a los sucesos. Hacer que nuestro presente sea feliz, depende de la decisión consciente que tomemos, y esa decisión se va a componer de experiencias, memorias, vivencias pasadas y expectativas basadas en lo que esperabas del futuro. 


Y aunque la matemática de esto es simple, ya que hablamos tan sólo de aquello que suma o que resta, necesitamos decir que depende absolutamente de nuestra mente consciente, que somos quienes deciden de forma subjetiva si algo nos va a causar felicidad, espanto, desagrado. Necesito que comprendas que mejor o peor, son adjetivos calificativos, es decir que los utilizamos de una forma en la que comparamos inconscientemente momentos intentando saber si son buenos o malos. 


La respuesta está en el mismo proceso. Mientras comparamos, nos olvidamos que la felicidad no es un resultado, la felicidad está en “decidir” hacer que cada momento sea bueno, aprendiendo a disfrutar del camino. 


4 - Divitiae bonum non sunt (la riqueza material no es lo único)


La sociedad en la que vivimos ha intentado hacernos creer que las pertenencias pueden traernos felicidad, pero en realidad esto sucede, si y sólo si, decidimos que ese objeto nos traerá alegría. Asignarle alegría a la pertenencia de objetos o personas a las cuales estamos objetizando e imbuyendo con el poder de afectar nuestra capacidad de disfrutar de la vida, es una decisión consciente que no tiene que ver con el objeto o con la persona en sí. 


Esa idea de que la riqueza se relaciona con la felicidad proviene de eras de hambruna, de momentos en los que nos faltó algo y eso nos causó un mal pasar, así una vez que cubrimos las necesidades básicas, vamos por más, tan sólo por las dudas o quizás porque decidimos caer en el juego interminable de tener. 


La solución vuelve a estar en nuestro lado, en una decisión consciente, en comprender que la felicidad está en ser, que no importa qué tengas o de quiénes te rodees, si no abrazás tu propia existencia, acordate que, finalmente sos vos quien hace el “render” de esta realidad, que te pertenece la paleta de colores y que estos pueden ser tan claros o tan oscuros como vos decidas. 

 

5 - Per viam (Propósito)


Quizás uno de los caminos más sencillos para llegar a la felicidad, sea la decisión férrea de alcanzar un determinado fin. Así, cada hito logrado en camino a nuestro propósito nos regalará momentos de felicidad, y la posibilidad de engañarnos hasta comprender que la felicidad se encuentra en la habilidad de disfrutar del camino que recorremos, ya que los hitos duran apenas momentos y el camino es el eterno.


El propósito no está ahí para que vivamos ansiosos esperándolo, sino como una guía, un punto en el espacio y el tiempo al que deseamos llegar, como una forma de apegarnos a la secuencia de pasos que lo requiera para aprender sobre el camino que decidimos o que nos toca. 


Lograr ser feliz sin propósito alguno, es algo a lo que aspiramos, ya que el fin es  comprender que el camino que tomemos no importa, lo importante es cómo lo tomemos. Pero hasta aprender esto tener un propósito es como ponerle “rueditas de entrenamiento” a nuestra alegría. Un fin, una serie de hitos a concluir, a fin de que aprendamos a disfrutar del ahora abrazando nuestro propio ser y reconociendo que somos más que el antes y el mañana, que somos dueños de ese momento en que las cosas suceden y los únicos que podemos decidir cómo las vamos a sentir. 


Conclusión


Sos quien decide cómo vive y cómo siente, quien determina el valor de sus vivencias, quien disfruta o sufre lo que está viviendo en el hoy y el ahora, estás exactamente en el lugar de esta existencia en el que elegís estar, de otra manera harías cambios. 


Autor: Fabian Mesaglio. 

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