martes, 12 de septiembre de 2023

Luchemos contra el estrés




Este texto no pretende ser un tratado médico ni mucho menos, sino una evolución de un proceso que lleva millones de años en nuestra línea ancestral. El estrés es parte de un sistema de defensa y ataque, que se avería ante ciertas circunstancias.


Para qué sirve

Estrés es la forma de denominar a la activación del sistema de defensa y alerta, tanto para detectar un enemigo como para prever los movimientos de una presa. Escapando o escondiendonos, podremos sentir la angustia que provoca el ser acechado, y esto pondrá sensibilidad en nuestros sentidos y fuerza desmedida en los músculos con el fin de tener más chance de un escape. A la par cuando los depredadores somos nosotros, el sistema es similar, todo el cuerpo se pone en modo ataque la ansiedad por lo que queremos que suceda, ambas situaciones son breves, de esa manera el organismo tiene chance de liberarse de los químicos producidos y de volver a producir los necesarios para la próxima vez, permitiendo a la par,  que los músculos se liberen y que los sentidos se relajen, que la mente entre en un modo de descanso. 

La falla en el sistema

El problema de este sistema sucede cuando empezamos a imaginar, cuando comenzamos a formar miles de escenarios, ya sea de recuerdos, de sensación de peligro actual o eventos que no sucedieron y que en muchas maneras no sabemos si van a suceder, pero aún así nuestros cerebros grandes, en ese “modo descanso” que comentaba antes, deciden seguir imaginando y planteando situaciones de forma continua, con lo cual los músculos no se liberan (el corazón es todo músculo), se nos acaba el frasco de la adrenalina y manoteamos desesperados el de el cortisol, sin darnos cuenta que si bien son similares, el cortisol, en cantidad nos daña. 

Sin darnos cuenta, nuestro cerebro se hizo adicto a esos químicos que produce y comienza a presentarnos escenarios en los cuales los mismos son liberados. Y de una manera tan sencilla, nos convertimos en dependientes de estados de ánimo determinados, producidos en última instancia a partir de nuestra propia necesidad de seguir en el mismo estado.

No todo es tan simple

Comprendase que esto es una simplificación de un proceso que es mucho más complejo,  que fisiológicamente tiene efectos en todo el cuerpo, incluyendo el sistema cardiovascular, respiratorio, inmunológico y gastrointestinal, entre otros. Además de los aspectos fisiológicos también tiene componentes cognitivos y emocionales, y de la subjetividad que yace en la forma de interpretación que tenemos sobre los eventos estresantes donde no a todo el mundo le afectan las mismas cosas. No podemos olvidar tampoco los factores psicosociales, las experiencias traumáticas, o el estilo de vida. Estos factores pueden interactuar de manera compleja y afectar tanto la aparición del estrés como la forma en que se experimenta y se gestiona.

En resumen, la respuesta al estrés es un proceso completo y complejo que involucra una interacción de factores fisiológicos, cognitivos, emocionales y psicosociales. La comprensión de esta complejidad nos permite reconocer que el estrés afecta a las personas de manera individualizada y nos invita a considerar una variedad de enfoques en su manejo, desde intervenciones fisiológicas hasta técnicas de afrontamiento cognitivo y emocional.

Pero, ¿cómo luchamos contra el estrés?

Si pudimos reconocer que nuestra mente está acostumbrada a funcionar en un estado de estrés crónico el paso siguiente es encontrar la manera de desacostumbrar a nuestra mente, para que no requiera más ese estado. 

Algunas opciones y cómo funcionan

  1. Ejercicio: El ejercicio físico es uno de los métodos más efectivos para manejar el estrés. Ayuda a mejorar el estado de ánimo ya que produce la liberación de endorfinas, que son neurotransmisores que generan sensaciones de felicidad y bienestar. Además, proporciona una vía de escape para liberar la tensión acumulada y ayuda a mejorar el sueño, lo cual puede verse afectado por el estrés.

  2. Meditación: La meditación puede ser una herramienta muy eficaz para manejar el estrés. Centrarse en el momento presente a través de la meditación puede ayudar a reducir los pensamientos negativos y la preocupación por eventos futuros que pueden causar estrés. Asimismo, la meditación puede disminuir la activación del sistema nervioso simpático, que es una parte integral de la respuesta al estrés.

  3. Lectura: La lectura también puede ser una excelente estrategia para reducir el estrés. Puede proporcionar una forma de escape y ayudarte a alejarte del estrés del día a día. De hecho, algunos estudios han demostrado que la lectura puede reducir el estrés incluso más eficazmente que otras técnicas de relajación, como escuchar música o tomar una taza de té.

  4. Cambios en el estilo de vida: Hacer cambios en tu estilo de vida es una parte esencial de la gestión del estrés. Esto puede incluir controlar mejor tu tiempo, mejorar tus hábitos de sueño, adoptar una dieta equilibrada y evitar la cafeína y el alcohol, que pueden aumentar los niveles de estrés. También puede ser útil aprender técnicas de manejo del estrés a través de la terapia cognitivo-conductual o de otros enfoques terapéuticos.

Conclusiones

Somos siempre artifices de nuestro destino, pero como hemos visto, mucho en ese camino se puede salir de contro, ya sea en la realidad o inclusive en nuestras mentes, por eso es importante conocer intimamente a este sistema que puede ser nuestra mayor defensa pero tambien nuestro peor enemigo, pero que siempre va por dentro, que es parte de quienes somos y cómo decidimos lidiar con con todo lo que está dentro y fuera de nostros, y por tanto es de vital importancia aprender a dominarlo.

Autor: Fabian Mesaglio

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