lunes, 19 de octubre de 2020

El sabio descalzo




Diógenes de Sinope era el nombre de este gran filósofo griego, conocido como el padre del cinismo, nació en una colonia a orillas del mar Negro allá por el 412 a.C y murio en Corinto en el 323 a.C (89 años). Fue discípulo de Antístenes, el más antiguo de los pupilos de Sócrates. 




Vivía como vagabundo y suponía el total desprecio por lo material como una virtud. Entendía que todo aquello que no era uno mismo sólo servía para ocultar o decorar lo que no se podía alcanzar. No tenía casi nada, sus pertenencias eran un manto, una bolsa, un báculo y un cuenco, pero se dice que un día vio a un niño recoger agua con las manos y se lo regaló. Tiré mi taza cuando vi a un niño bebiendo con sus manos en la fuente.(Diógenes)


¿De qué sirve un filósofo que no hiere los sentimientos de nadie?(Diógenes), así ya podemos empezar a ver como el padre del cinismo enfrentaba su propia lucha, y como apuntaba a que la disrupción era parte del camino, él sabía que sus palabras incomodaban. Otros perros solo muerden a sus enemigos, mientras que yo también muerdo a mis amigos con el fin de salvarlos(Diógenes) creía que el bien estaba en la virtud, la virtud en deshacerse de todo, por tanto lo demostraba y lo hacía saber. 


Según el filósofo, el problema principal estaba en el deseo, por eso cuando alguien se quejaba de su amo, o de su trabajo, él les decía, Si tú aprendieras a comer lentejas no tendrías que ser sumiso y adular tanto al emperador(Diógenes). De esta manera reflejaba su desdén por el poder y la riqueza.  


Diógenes veía a la educación y al conocimiento como las soluciones a todo el asunto, El fundamento de cada estado es la educación de sus jóvenes(Diógenes), sin educar no se avanza y no hay chance de una sociedad ordenada. Y el conocimiento es riqueza, empareja y hace iguales a pobres y a ricos, La sabiduría sirve de freno a la juventud, de consuelo a los viejos, de riqueza a los pobres y de adorno a los ricos(Diógenes). Depende de aquellos que educamos (maestros, padres, etc…) el interesar mentes para que cada alumno pueda capitalizar el tiempo dedicado, para que no sea una repetición tonta recitada por alguien que no sabe del tema o que no le interesa, los que enseñan son responsables, ¿Por qué no castigar al maestro cuando el alumno se comporta mal?(Diógenes), “la culpa nunca es del chancho” diríamos en Argentina. 


La libertad es el bien inherente, aquello por lo que vale la pena todo esfuerzo, pero no hablamos de la habilidad de deambular, sino de la libertad que proveer el saber, El único bien es el conocimiento, y el único mal la ignorancia(Diógenes), si no sabemos no somos nunca libres, dependemos de mucha gente que nos diga y de su buena voluntad. Siempre va a depender de uno esa libertad, ya que en el acto de conservarla nos va la vida.  El único medio para que el hombre conserve su libertad es estar siempre dispuesto a morir por ella(Diógenes)


Siempre contrario a la autoridad, no acordaba con ninguna de las sociedades en las que vivió y quizás por eso decía, No soy ateniense ni griego, sino ciudadano del mundo.(Diógenes), 2300 años mas tarde…. Albert Einstein diría algo muy similar. 

Diógenes era un férreo promotor de actuar en consecuencia con lo que se dice, Aquellos que siempre tienen la virtud en la boca, y la descuidan en la práctica, son como un arpa, que emite un sonido agradable a los demás, mientras que es insensible a la música.(Diógenes). 


Si bien reconocía el error como parte del aprendizaje, Para ser autodidacta debes condenarte por todas esas cosas que criticarías a los demás.(Diógenes), también decía No desaprendamos lo que ya hemos aprendido.(Diógenes) no cometamos errores de manera reiterada, porque eso no enseña nada.


Si bien consideraba la riqueza como la fuente de todo mal, y llevaba su propia pobreza al extremo como una virtud, era el primero al reconocer que la medida de esa virtud dependía de cada uno. Uno debe buscar la virtud por sí mismo, sin ser influenciado por el miedo o la esperanza, o por cualquier influencia externa. Además, en eso consiste la felicidad.(Diógenes). Planteando que uno debe ser juez de la propia virtud. 


Desconfiado de la sociedad que lo rodeaba, descreído del favoritismo del poder, creía que todos podíamos tomar la decisión consciente de hacer las cosas bien y entendía que el deseo y las pertenencias alejaban a la persona de la posibilidad de hacerlo, que el mundo se enfocaba más en el “tener” que en el “saber”. Así, cansado de toda una sociedad que realmente no llegaba a comprenderlo supo decir. 


Cuanto más conozco a la gente, más quiero a mi perro


Autor: F. Mesaglio

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