lunes, 6 de julio de 2020

Días de furia




De las novedades que nos aportan momentos de coyuntura como el que vive el mundo en este momento, podemos identificar muchos casos de estrés por contracción de rutina. Es decir que con esto de aislarnos, le quitamos a nuestra cotidianeidad condimentos que daban la ilusión de variedad.



Si bien el ser humano promedio no hace foco más que en aquello a lo que le está prestando atención, todas las entradas sensoriales aportan información ambiental por fuera del enfoque y en muchos casos influyen de sobremanera en nuestra toma de decisiones. Y de golpe nada, menos estímulos, aislamiento social, el mamífero que se recluye por supervivencia, es un modo en el que el cerebro nos llena de químicos que nos llevarán a potenciar la posibilidad de existir más tiempo.

Como lo contaba en lugares químicos, el estrés inicial, potencia los sentidos a fuerza de adrenalina, nos pone mucho más alertas, pero cuando se nos acaba ese combustible, el cuerpo lo reemplaza con cortisol y ahí es dónde la cosa se desmorona como castillo de cartas. Y la paciencia se hace rara, y se potencian las depresiones que mucha gente está sufriendo, ese el proceso de estrés agota la mente, cuando más plástica tendría que volverse, para poder adaptarse a esta realidad que nos da toda la sensaciònn de estar vacía de propósitos. Y esto nos causa mas preguntas que sentimos no poder contestar y como siempre la ignorancia provoca miedo y el miedo en algún punto genera ira.

La furia anula, ciega los sentidos y nos desprotege dejando cual nervio al aire nuestro yo.

Mirar hacia adentro

Cuando nos quitan algo nuestro cerebro intenta reemplazarlo y sin estímulos correctos se intercambian con manías permitiendo que ciertos estados de ánimo le den sus matices a cada situación. Así el contacto social va siendo reemplazado por alguna forma disminuida, que podemos convenir, si bien es deficiente, también es bastante asombrosa, audio y video, nos dan incluso ventanas a la vida de gente que ya sea por distancia, ya sea por tiempo no veíamos seguido.

Pero aún con ese acceso a la tecnología caemos en la introspección y hacemos foco en lo que nos circunda de manera inmediata, dejando rastros de nuestra pérdida de paciencia en cada actitud que le ponemos a todo aquello con lo que no acordamos.

Acá tenemos una disyuntiva, podemos profundizar y hacer foco en el mal momento, o podemos dar una la vuelta de página y tomar lo que nos molesta como una oportunidad, como un incentivo que nos lleve a convertirlo en algo que nos realice.

La diferencia entre el que ve y el que hace

Es todo muy distinto según la actitud que le pongamos a los desafíos que se nos presentan, la diferencia entre detectar algo que no nos agrada y no hacer nada, o actuar de alguna manera que apunte a solucionar aquello que nos molesta o nos intriga.

El hacedor es aquel que no permite que algo lo detenga, que si no puede conseguir algo, busca la forma de realizarlo el mismo. Capitalizando no solo el resultado final sino el aprendizaje de la cosa en sí.

Evolución

Salir de la bronca que causa el estrés de la tedia, requiere de ver oportunidad en lugar de desgracia. Después de todo con cada nuevo conocimiento, agregamos una herramienta a nuestra caja, y en el momento en que nos convertimos en artesanos de más de una disciplina, las combinamos y logramos el siguiente paso.

No es posible descender dos veces el mismo río sabía decir Heráclito, es imposible porque el río ya no es el mismo, y vos tampoco. Vas a cambiar sea como sea, quizás sea más sabio disfrutarlo, darle valor agregado, crecer más allá de nuestras propias expectativas, o mejor, aún elevar la vara y entender que podemos ser mucho más.

Hacer las cosas bien

Para salir del ciclo de furia, no es necesario cambiar convicciones, tan solo adaptarnos para poder pensar, para que el enojo no sea el conductor, para que la tristeza no nos pueda convertir en estatuas de sal.

Y hacer las cosas bien…. ya estamos hablando al nivel más básico de la animalidad humana es progresar como individuos con el fin de nuestro avance aporte mejoras a nuestras sociedad inmediata y posibilidad a la sociedad toda. No detenernos en el conocimiento, no dejar de participar, de aportar lo que sabemos y lo que aprendimos y de mutar para mejor con cada nueva pieza de información.

Cada pequeño éxito

De pequeñas alegrías construimos nuestra senda de expectativas, de eso vivimos, aunque no lo creas, cada una de esas victorias nos aportan un poquito más de vida. Y las más importantes no son aquellas en las que vencemos a otros, sino en las que nos conquistamos. En las que desterramos al “no puedo”.

Momento en el que nos hacemos grandes y si miramos hacia atrás nos damos cuenta de cuán pequeños éramos y que enojados estábamos. El conocimiento es posibilidad y la posibilidad es luz en la oscuridad más cerrada, es logro y es dirección a sabiendas de que sin ella el viento nunca nos puede soplar a favor.

Cambiemos la energía de la ira en voluntad, el miedo de la ignorancia en potencial, el tiempo en acción.

Autor: F. Mesaglio



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