martes, 16 de junio de 2020

Quemado




El término de moda es “burnout”, y refleja un lugar en el que se entra y del que no se sabe cómo salir, los problemas nos tapan y el cuerpo reacciona dejándonos en un estado en el que nos sentimos tan cansados que NO podemos pensar, un estado en el que NO tenemos soluciones, en el que NO tenemos la capacidad de mejorar. Y con todos esos “no”, ingresamos en un camino de procrastinación en el que ponemos nuestra vida en standby. Nos auto compadecemos de nosotros mismos y comenzamos a buscar excusas. Recordemos que un sìndrome como este no dista mucho de los procesos de una depresión.



Ante el estrés inicial el cuerpo responde con grandes cantidades de adrenalina y noradrenalina, lo que nos da una ventaja para poder reaccionar ante eventos puntuales, pero si estos eventos se extienden en el tiempo estas hormonas se agotan y el cuerpo las reemplaza con una más duradera, el cortisol, que si bien nos mantiene en ese lugar de alerta, con el tiempo nos va mermando, llevando al punto de detención absoluta, lo que antes era combustible hoy se hace lastre, cada paso que damos nos quema más que el anterior, hasta llegar a detenernos por completo, inclusive a dañarnos.

Así este estado de estrés se hace crónico y el organismo se comienza a decaer al igual que la psique.

La buena noticia es que hay técnicas que podemos aplicar para que nuestro organismo produzca hormonas que puedan aplacar los efectos del cortisol y de esa manera, salir poco a poco de este estado, veamos algunas de ellas.

Del NO al ¿Cómo?

Una de las situaciones más comunes al quemarnos es decir “NO puedo más”, “NO lo puedo hacer”, No no no…. pero hagamos un pequeño ejercicio y salgamos de la negativa por pura diversiòn, para preguntarnos simplemente, ¿Còmo?, de esa manera saldremos de la absoluta negación, de la oclusión de la tarea, hacia un mundo de posibilidades cuya primera misión es darnos pequeños golpecitos de serotonina a modo de recompensa por lograr encontrar caminos en la oscuridad.
Pequeños grandes logros

Las tareas titánicas e imposibles llevan a muchas mentes a un lugar de absoluta tristeza, o peor, de apatía. Pero como todo hay forma de convertir peso en oportunidad, pueden ser divididas en tareas más chicas y logrables, ante las cuales obtener pequeños éxitos y así seguir siempre por el camino de encontrar cosas que nos hagan felices y le otorguen a nuestro organismo la capacidad de curarnos.

Volver a lo bueno

Quizás los primeros prisioneros del “yo quemado” sean los buenos hábitos, comer bien, dormir bien, hacer ejercicio, cortar de trabajar a un horario lógico. Te aseguro que volviendo a llevar buenos hábitos adelante son de las cosas que van sanando nuestro organismo y sacándonos de ese lugar de estrés perpetuo. 

Cambiemos el ambiente de trabajo

El arte de desenfocar para poder volver a arremeter, muchas veces tiene que ver con dejar de mirar el mismo punto en la pared. Quizás y más aún hoy, transitando una pandemia esto parezca algo imposible, pero a veces es simplemente dar vuelta los muebles, movernos a otro ambiente, permitirnos el cambio de perspectiva así sea mínimo. De esta manera ponemos nuestra mente en algo distinto al problema que nos atañe, logrando que los niveles hormonales producidos por el tema central pierdan preponderancia.

Volver a la infancia

Y este es un ejercicio que me gusta mucho, jugar con algo, ver peliculas viejas, dibujos animados, todo aquello que pueda acercarnos a esas sensaciones de alegría que despertaba el imaginarnos en lugares o situaciones maravillosas. Ser por un rato uno de nuestros héroes y tener sus problemas en lugar de los nuestros.

Otras perspectivas

Esta es más simple aún ¿y si le preguntamos a alguien más?, quizás nuestro problema esté a una pregunta a la distancia, a una respuesta dada por alguien que no está en el mismo lugar o problema que nosotros. Hasta una opiniòn errada podría darnos ese fulcro para hacer palanca y levantar el peso de nuestras espaldas.

Menos es más

No pongas en tu día más de 3 tareas inamovibles, es mucho más complejo decidir qué NO hacer, con una agenda cargada de cosas y corriendo de un lado al otro para que nada quede sin nuestra atención…. lo único que logramos es apenas poner atención y así distribuimos nuestra capacidad de profundizar en algo en particular y sentimos que no estamos haciendo lo suficiente. Si realizamos más de lo que podemos abarcar, definitivamente no lo vamos a hacer tan bien como si pudiéramos tomar el tiempo pertinente para meditar, para reflexionar. Así también se logran mejores resultados y con ellos la recompensa inmediata del buen trabajo.

Metas

Quizás sea momento de amoldarlas a las realidades que transitamos, tener metas a largo plazo siempre es importante, pero si caemos porque nos quema la lejanía de esa meta, quizás sea el momento de chequearlas con la realidad y ver si son posibles o si deberíamos modificarlas para hacer que sean logrables. Después de todo una meta a la que no se puede llegar no es más que un muro que no nos permite ser felices.

Conclusión

Cada técnica es un juego en el que buscamos devolver los niveles hormonales del cuerpo a un lugar normal en el que nos podamos nivelar. Básicamente entender que a la velocidad de la luz el mundo está detenido y la fricciòn nos quema. Que si no nos felicitamos cada tanto el camino pierde sentido, que si no tenemos un norte posible, el viento nunca nos va a ir a favor y que si no aprendemos a disfrutar del trayecto sólo podremos sonreír en lo efìmero de una salida o una llegada.



Autor: F. Mesaglio

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