miércoles, 27 de mayo de 2020

Objetivando



Llegamos a una Era en que tener una persona sentada frente a un escritorio 8 horas de corrido (con una en el medio) dejó de tener sentido. La gente se aburre, se distrae y baja su performance. Es así como la tarea de quien dirige evoluciona a ser la de encontrar un esquema de objetivos que permita que cada persona del team sepa no solo lo qué tiene que hacer hoy, sino lo que va a tener que hacer mañana. De esa manera logramos personas más comprometidas, que manejan sus propios tiempos de forma que los objetivos sean cumplidos.

Este enfoque de dirección requiere algo más de quien va a organizar, hace a la necesidad de herramientas, pero más aún de la capacidad de organización de cada proyecto.

Invertir tiempo en convertir cualquier proceso en un set de objetivos, es simple y llanamente efectivo. Nos permite inclusive encarar arquitecturas de manera que la atomización de las mismas se condiga con una estructura de objetivos asignables al equipo propio.

Invertir tiempo en conocer las necesidades de cada producto; desde la óptica de quien lo desarrolla, desde el lugar de quien lo diseña, desde la mirada de quien lo analiza a nivel funcional, y finalmente desde el sitio de quien los usa. Estos deben ser los escenarios en los que un director debe centrar su atención para obtener finalmente un producto con estándares internacionales. Partiendo de esa base procuramos conocer las necesidades de cada desarrollador para adelantarnos a las mismas.

Aprender a ver el futuro


No, no es ciencia ficción, ni mentalismo, simplemente es estar un paso adelante. Es ser un arquitecto de arquitectos; si al dirigir uno quiere prever lo que está por suceder, el camino más corto es el camino largo, es haber sido parte de la edificación, parte del planteo y finalmente, parte de la planificación de las necesidades de la aplicación.

De esta manera tendremos la visión y la acción enfocada en lograr que nuestro equipo pueda sortear todo obstáculo que se le presente.

Herramientas


Implementar la utilización de sistemas de organización de tareas, como Trello o Jira, nos permitirán realizar un seguimiento continuo de los objetivos y de la macro del proyecto, lo cual posibilita predecir las piedras en el camino y la forma de evitarlas de una forma clara y dinámica.

Lograr el compromiso del equipo hacia estas herramientas es realmente importante; los comentarios, las necesidades, las modificaciones funcionales y los blockers para cada tarea, permitirán a quien dirige actuar en consecuencia de forma inteligible y efectiva.

¿Y el proceso creativo?


Esta es la parte más simple; el proceso esencial y esfuerzo creativo se da en la planificación del proyecto y en la granularidad del mismo, en objetivos manejables y mensurables.

Así en el desarrollo funcional y creativo del proyecto se sentarán las bases a partir de las cuales podremos confeccionar nuestro mapa de objetivos, cada uno de los cuales sufrirá niveles adicionales de procesos y toma de decisiones, cuyas influencias se aplicarán al proyecto dependiendo de la metodología de trabajo que implementemos.


El objetivo


Debe contenerse a sí mismo, ser realizable y mensurable, si conlleva más de una tarea, el mismo deberá estar dividido en tantos sub-objetivos como tareas únicas lo compongan.

Así la persona que tome ese objetivo tendrá una tarea definida y simple en el marco de un proyecto, con todos sus requerimientos; testear, documentar, planificar y realizar.

Una vez realizado el objetivo, este pasa a formar parte de un universo que se irá completando hasta conformarse del todo.


Efectos


Cuando la gente sabe que tiene que hacer, con definiciones y tiempos concretos -y cuando tiene claro el panorama- puede autogestionarse, es tan solo cuestión de seguir con el plan. Cuando hay un plan certero, deja de haber estrés, ya que el mismo proviene de lo ya conocido.

Si yo enseño que, para hacer un huevo duro, es cuestión de poner 12 minutos el huevo en hervor, se puede llevar a cabo la tarea de maneras distintas; se puede tomar el tiempo y observar todo el proceso, se puede colocar un timer y esperar a que suene, se puede inclusive armar un sistema automático con un arduino que comience la cuenta de tiempo cuando el agua llegue hervir. Pero no va a haber temor o estrés en el proceso, porque sabemos cuál es el resultado esperado.

Un proyecto objetivado permite dibujar por puntos y alcanzar al final un equipo en el que cada persona sabe qué tiene que hacer, donde sabemos que queríamos obtener, sin estrés y tan sólo haciendo foco en esa tarea pequeña de llegar del punto A al punto B.

Se trata de un camino en el que quien dirige debe entender profundamente la macro del proyecto y así contemplar el abanico de objetivos, potenciados por las capacidades de cada individuo, quién gracias a esta técnica podrá hacer lo mejor en cada objetivo que le toque.

Al iniciar tendremos más tareas, pero una vez realizadas sólo nos quedará acompañar y velar que el plan se ejecute según el ritmo con el que todo proyecto debería hacer sonar su música propia para conformar una verdadera sinfonía.




Autor: F. Mesaglio

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