miércoles, 27 de mayo de 2020

La dirección y la emoción



Se sabe decir que un líder debe dejar sus pasiones de lado y despejar la mente, prestar atención al más mínimo detalle, prever cada movimiento. Y esto está muy bien, para seguir un plan hace falta parsimonia, paciencia.

Es el lugar en el que el director debe pararse para poder ver hacia adelante, un momento en el tiempo que debe suceder una y otra vez hasta que el camino esté allanado.

Terminada la frase al estilo Sun Tsu, corramos hasta el siglo XXI y comprendamos que la pasión es una de esas energías que, quien dirige, debe llevar a su equipo.“Inspirar” es la palabra mágica.

Inspirar


Podemos definirlo como “despertar o causar un sentimiento en el ánimo”. Me refiero a esa capacidad de sentir y transmitir, de emocionar y lograr el afecto de cada miembro del equipo por cada tarea en la que se embarque.

Para inspirar debemos aprender a profundizar sobre cada persona, conocer y comprender qué les pasa en los distintos ámbitos de sus vidas, ya que el plano laboral será un mero reflejo de lo que suceda en el plano personal.

Abarcar la vida personal de los integrantes de tu equipo es de extrema importancia. Debemos empatizar con cada persona, ya que vislumbrando sus problemas, interpretando sus anhelos y sus vidas, podemos ser parte de esos procesos. De esta manera influenciaremos en sus ritmos de forma positiva y crearemos equipos de trabajo más felices.


Felicidad


Como estado la felicidad suele simplificarse en una sucesión de sensaciones promovidas por distintas cuestiones situacionales. Emociones como la alegría que proviene del éxito, o como la paz que proviene de la rutina. Son más volubles, más cambiantes y no logran hacer a la felicidad como cosa única, inclusive en ocasiones una interfiere con la otra, ya que el éxito sabe romper con la rutina y viceversa.

Un grupo homogéneo, una familia con lazos laborales con la que se comparten éxitos, ansiedades y caídas. Situaciones en las que un verdadero equipo puede apoyarse en sí mismo confiando en cada uno de sus miembros para hacer el mejor trabajo posible. Este genuino sentido de pertenencia a su equipo es básicamente una fuente de propósito y como tal, de felicidad.


Las ruedas positivas y el honor


Una rueda positiva es un motor de avance: “yo hago las cosas bien y por tanto se las doy a alguien que las va a seguir haciendo bien”., En este caso el feedback es para el equipo y si se logra es algo bueno para todos, pero en lo personal el cambio es mucho más intenso. Esta variación alimenta el propio sistema de defensa de tribu, yo protejo y empujo a los míos y eso me hace parte; si doy lo mejor de mí y doy lo mejor por todos, avanzo, y si los demás hacen lo mismo, avanzamos juntos.

El honor es la amalgama que conforma el motor de impulso, es el concepto que regula el team, hacer las cosas bien para ser parte de un equipo que hace las cosas de forma acertada.

Quien dirige debe encontrar el medio para mantener a su equipo sin competencias desleales y para esto tan solo debe dar el ejemplo; dar lo mejor posible de sí mismo, acompañar a sus equipos, escoltarlos hacia el camino correcto y mostrarles la senda del honor.


Bushido


Quien dirige puede tener en el Bushido un camino bien delineado.

Respeto, Honestidad, Coraje, Rectitud, Lealtad, Honor y Benevolencia. Son las claves de un trabajo bien hecho cada día.

Respetar a todos como queremos que nos respeten a nosotros, ser honestos; una mentira te persigue siempre mientras la verdad te hace libre.

Coraje, impulso, valor de eso se trata crear, no ceder ante el miedo a lo nuevo. Ser recto y concurrente con la palabra propia, enseñar siempre con el ejemplo. Ser leal con uno y con sus equipos siempre, un concepto en el que protegemos para ser protegidos.

Honor, es un todo, un hilo que une cada criterio; sin honor no hay trabajo en equipo ni finalmente benevolencia. Aquel con honor parte de ser bueno, y de sumar ese sentimiento y forma a ese día a día que compartiremos con gente con la que pasamos más tiempo despiertos que con nuestras familias.


La misión de quién dirige


El honor nos lleva a actuar con rectitud y ser mejores cada día, si nosotros alcanzamos esto podemos demostrarlo a la gente a la que dirigimos. Podemos requerirlo y promoverlo.

El buen líder buscará el consenso de la manada y llenará corazones e ilusiones. Mostrará la serenidad del estratega desde la pasión de la batalla, pero nunca dejará de alzar sus armas porque el primero de todos los conceptos que habremos de aceptar, es que somos parte de cada grupo de gente que dirigimos y que debemos ser escudo para que nuestro equipo sea espada.

Autor: F. Mesaglio
Edición: V. Sundblad

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