miércoles, 27 de mayo de 2020

El Proyecto y el foco



El proyecto


Diagramar un proyecto es la parte inicial de toda gestión gerencial Si el proyecto existe, debemos relevar lo que ya creado. De lo contrario debemos hacer una gráfica partiendo de lo creativo y visualizando el proyecto con la altura adecuada y necesaria, con el fin de crear todo el contexto, y poder visualizar el producto final a través del plan de acción a tomar. La distancia que adoptemos ante un proyecto determinará el nivel de granularidad con el que vamos a intervenir y aplicar estrategias.

Cuanto más distancia tomemos, mayor amplitud tendrá nuestra mirada. Aquí es donde nos vamos a encontrar con las “capas” o etapas de un proyecto. Cuanto más nos acerquemos, más específicos nos vamos a poner y más granular se va a hacer nuestro universo.


El Foco


Esa distancia que tomaremos para observar el proyecto va a definir la magnitud del foco, permitiéndonos seleccionar los grandes bloques del proyecto o los puntos más específicos.

Renovar/permutar/diversificar los puntos focales sobre la macro de qué? nos permite ir y venir entre universos, desde la tarea en particular hasta el bussines del negocio.

Así podremos planificar correctamente, armar ese camino en diferentes niveles que parece tener distintos sentidos, pero que llevado a un plano ….. nos mostrará una hoja de ruta multinivel que nos lleve a buen destino, donde cada nivel nos expresa y muestra una “capa” de la aplicación.

Balance entre distintas alturas


Cuanto más nos enfocamos en el proyecto, más se dilatan. Los tiempos y la necesidad de objetivar se hacen más claros y por tanto determinar a qué altura de la macro debemos hacerlo, es muy importante. Si nos ubicamos muy cerca perderemos visión periférica, si nos posicionamos muy lejos perderemos detalle. Por eso nuestra primera tarea será determinar a qué altura del proyecto hacemos ese foco.

Estas distancias las obtenemos aprendiendo a delegar en nuestros equipos las novedades puntuales y los objetivos granulares, para poder intervenir desde el nivel de las capas, actuando desde el lugar del bussines pero con control de los procesos que se realizarás como una línea conductual, que va del comienzo al final del proyecto.

Alturas


Imaginemos el proyecto plasmado en una mesa con una escalera al costado a la que podemos subirnos, así a nivel de superficie tendremos la capacidad de ver cada necesidad por más minuciosa que sea. A medida que escalamos peldaños podremos ver distintos grupos de esas necesidades y si seguimos subiendo veremos flujos de objetivos, tendencias que van a venir en el tiempo y si vamos aún más arriba podremos enfocarnos en la capa de negocios del proyecto.

De esta manera y entendiendo que el punto del observador modifica el resultado, nos enfrentaremos proyectos que parecen diametralmente distintos pero que juntos compondrán una situación en la que nos podremos parar.

Planificar enfocando


El punto del observador cambia el resultado, por tanto, obtendremos distintas perspectivas del universo de nuestro proyecto. Parandonos en la base y mirando hacia arriba podremos ver el impacto de nuestras decisiones en el día a día. Haciendo una combinación de estos escenarios podremos idear un plan que nos brinde un mejor soporte a todos los niveles productivos.

Hacer foco desde todo ámbito posible hacia los demás nos brindará información blanda que nos permitirá mejorar cada aspecto del proyecto y de la gente que participa en él.

De adentro hacia afuera


Muchos proyectos los dimensionamos desde adentro hacia afuera, esto tiene como ventaja la velocidad inicial. Algo que mostrar, funcionalidades básicas -una piedra fundamental- esa bola de energía tipo big bang esperando estallar para crear un universo. Esto nos lleva a un mundo lleno de aventuras.

La contrapartida de este enfoque es que perdemos el control de los límites, que el conocimiento del entorno es menor y por tanto al igual que en una explosión universal no sabemos dónde va a terminar la cosa, el caos es la línea conductual inicial.

En general esto sucede en proyectos que recién comienzan donde la idea fundamental es la que se trata de crear.

De afuera hacia adentro


Acá la cosa cambia, mirar desde afuera nos obliga a ser arquitectos del todo; a marcar los límites y el alcance, crear los brazos antes que el torso, diseñar los niveles y pararnos en cada uno de ellos para poder crear o rediseñar canales de información. Nos permite ser arquitectos en lugar de aventureros.

Esta visión trae pocas desventajas pero no suele ser posible en proyectos iniciales. Hace falta que la etapa creativa inicial concluya y se encuentren al menos las primeras necesidades de crear estándares. Hace falta tropezar con algunas piedras para entender que necesitamos construir caminos.

Este enfoque se suele dar cuando un proyecto madura y debe ser replanteado, cuando se entienden los errores, cuando hace falta dar el paso a crecer.

Finalmente me queda una gran pregunta que hacerle a quién esté leyendo esto: ¿Y vos? ¿Dónde te vas a parar?

Autor: F. Mesaglio

Edición: V. Sundblad




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