El camino
Un buen líder debe saber de antemano el objetivo y enfocarse en él, de otra manera nos encontraremos con un capitán llevando su barco mar adentro y sin destino, sin posibilidad de prever. Concentrar los esfuerzos en un plan con un fin por delante es la primera tarea de un líder. Saber de dónde se parte, en que lugar estamos parados y hacia qué lugar se va, es la manera de demarcar el camino, y de sentar las bases para poder formar una estrategia.
La proactividad
No se puede liderar sin hacer, “mandar” sin tener la capacidad de dar el ejemplo. Ser proactivo, tomar la delantera y mostrar un sendero, atravesar un precipicio lleno de peripecias, sortear dificultades y problemas, mostrando que desde el lugar en que uno se para, puede decidir hacer, puede tomar a la vida por sorpresa y crear caminos.
Si el líder es proactivo, hay muchas más chances de que el equipo lo sea. Si hay alguien con más ímpetu que el resto en un equipo, lo ideal es hacer que sus logros beneficien a todos, esto empuja a los equipos a ser más proactivos y alejarse de envidias y temores infundados.
La persuasión
Sun Tzu nos cuenta que la mejor de las batallas es aquella en la que no hace falta pelear. Persuadir por cada medio posible, convencer, ayudar a otros a ver y a abrazar nuestro punto de vista, es otra de esas ventajas que necesita tener un líder para poder llevar adelante sus tareas. Si cada idea o necesidad es una batalla, el grupo se desgasta en peleas internas mientras las necesidades no quedan cubiertas. Por esto, persuadir es el camino menos estresante y por tanto de mayor rendimiento.
La integridad
Se define como la cualidad de una persona que la condiciona y le da autoridad moral para tomar decisiones sobre su comportamiento y resolver los problemas relacionados con sus acciones, por sí misma.
Mantener una línea de comportamiento y hacernos uno con nuestros actos. Partir del honor para comportarse de forma leal y mostrar cada palabra pronunciada en cada uno de nuestros actos.
Desafiar a Maquiavelo, el fin no siempre justifica los medios, la moralidad de los actos debe ser tomada en cuenta, marcar el carácter y que la gente que nos siga sepa qué esperar de nosotros, cómo nos comportaremos y cómo actuaremos ante determinada situación.
Y el tipo de líderes que seamos en este aspecto será émulo del tipo de gente que nos seguirá, con lo cual seremos artífices y responsables de la calidad moral del grupo que se forme en nuestro entorno.
La comprensión
El desapego del yo, el camino de la comprensión, entender desde la empatía lo que otros necesitan. Comprender a la persona y luego al miembro del equipo.
Lograr ese nivel de empatía con la gente con la que trabajamos nos ayudará a potenciar lo que necesita ser potenciado. Aprenderemos a mostrar cómo y cuándo hacer una pausa, nos encontraremos enseñando a cada team member, no solo a comprender al resto del equipo sino a comprenderse a sí mismos.
Desde el lugar de comprensión se aprende y se entiende, pero más importante al integrar desde la comprensión, se logran equipos más comprometidos y relajados.
La confianza
Lograr que aquellos a los que dirigimos o lideramos nos tengan confianza tiene mucho que ver con las capacidades antes nombradas. La gente va a confiar en un líder si el mismo se muestra honorable, íntegro y efectivo.
La confianza se gana, se logra desde nuestros actos y desde nuestro comportamiento hacia los demás.
Y a la vez confiar, es algo recíproco y que nos permite crecer, sin esa confianza no podríamos asignar tareas a otros y por tanto nos quedaríamos estancados sólo en nuestra capacidad.
El estilo
Hay tantos estilos de liderazgo como líderes, negativos, positivos, comprensivos, rígidos, flexibles, etc... Cada uno intentará llevar a sus equipos a destino de la mejor manera posible.
El estilo no determina si se es o no un buen líder, simplemente es la característica mediante la cual vamos a interactuar hacia arriba y hacia abajo de nuestra organización. Planteando una forma de relación entre todos los miembros abarcados por el mismo estilo directivo.
La enseñanza
Enseñar es aprender en cada paso. Cuando alguien aprende de nosotros nos obliga a ser más, nos hará preguntas que quizás nos hicimos sabiendo menos y nos responderemos de una manera completamente distinta, así aprenderemos de la lógica de quién no sabe, y al volcar nuestro conocimiento en otros, forjaremos nuevas y mejores herramientas.
Nos haremos mejores nosotros, haremos mejores a otros, tendremos más puntos de contacto y perspectivas de comprensión. Win Win!
El instinto
Acá podemos ponernos a hablar de Darwin y las ventajas del más adaptado, la especialización de los sentidos con respecto a la la capacidad lógica para prever eventos.
Cuando a uno le toca liderar, la idea es que pongamos toda la información que tenemos y la plantemos con el fin de entender el panorama, de ver más allá de lo evidente (esto sin la Espada del Augurio también sirve…. chiste nerd, perdón) y utilicemos nuestra posibilidad de ver la macro del asunto en pos de la seguridad y la mejora constante de cada equipo que nos toque llevar adelante.
La excelencia
El compromiso con la excelencia parte del honor, hacer las cosas de la mejor manera posible simplemente porque se puede, porque hacer menos sería engañarnos a nosotros mismos. Porque hacer algo a sabiendas de que no es lo mejor que podemos nos hace poco íntegros y en el tiempo destruye la confianza.
Si hacemos nuestras tareas de manera excelente, la gente en nuestros equipos seguirá el ejemplo y así nuestro trabajo será realmente excelente.
Por eso no aprendas hasta hacer las cosas con excelencia, sino hasta que no puedas hacerlas de otra manera.
Autor: F. Mesaglio
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