miércoles, 27 de mayo de 2020

La Meta







Perseguir una meta es ser parte del flujo, unirse al tao, nutrirlo y conformar en nuestras mentes el lugar en el que queramos estar mañana. Abandonar la condición del humano común, convertirse en verbo y dejar la sensación terrena del sustantivo, inclusive una tan inferior para la realidad de esta existencia como la del adjetivo.



Después de todo una meta no es más que un hito en el que vamos a haber cumplido un conjunto de objetivos que muchas veces no son más que explicaciones del porqué queremos llegar a ese lugar. ¿No es acaso transitar el camino una meta en sí?

Desde el lúdico “porque me divierte” cuando llegamos a la cúspide, al altruismo de un, “porque alguien debe hacerlo”, mientras enfrentamos tempestades con estoicismo, nos vamos a encontrar esa cadena infinita de sucesos y justificaciones que divaga entre las aspiraciones personales y las necesidades coyunturales a nuestro presente.

Hitos


Sucesos que vamos marcando, que determinan hechos importantes en el proceso que lleva a nuestra meta. Nos permiten subdividir tareas titánicas en listas ordenadas de pequeños actos que nos llevarán a la realización, a la posibilidad de planeamiento, a una cantidad de datos y situaciones manejables, pero ante todo, nos brindarán la recompensa inmediata de un logro alcanzado.

Hasta la travesía más larga comienza con un primer paso. Ponernos puntos intermedios posibilitan la toma de aire, la planificación del descanso, los puntos de inflexión en los cuales haremos desvíos programados según el resultado de distintas variables.

Entonces vemos que dividiendo la tarea en pequeños trozos, podremos calcular mejor cuánto nos van a llevar y así atomizaremos el camino a nuestra meta, haciendo de eso que parece una línea, una sucesión finita de puntos que van de un hito al siguiente.

Tiempos de una meta


Determinar los tiempos para realizar una gran tarea, sabe ser mucho más complejo que hacerlo con pequeños hitos. Es futurología base, especular la demora de un asunto es darnos permiso para inferir el mañana basados en lo que sí sabemos o en aquello que esperamos, en lo que queremos producir.

Es formar en nuestras mentes un camino con fichas de dominó,y prever el tiempo y las necesidades para que la siguiente ficha caiga. Para que nada interrumpa el plan que forjamos.

De esta manera podemos entender el tiempo necesario para lograr algo, como la suma de todos los pasos necesarios y lo que lleve realizarlos, pero también tiene mucho que ver con el compás y el ritmo con el que llevemos la cadencia de nuestros movimientos y acciones.

El orden de los factores


Urdir un plan que nos lleve hasta una meta nos presenta un desafío, ordenar hitos en el tiempo, de forma generalmente poco secuencial, ya que muchos de esos pasos se deben dar en un paralelismo no siempre acompasado de manera tal que esta especie de partitura que se va escribiendo termine en una melodía esperada.

En este orden vamos a tener peleas épicas entre contendientes tales como lo urgente y lo importante, dónde tendremos que aprender a deconstruir para poder mirar en el interior de las cosas y ver si su ADN nos indica qué posición debería tener en nuestra línea necesaria de sucesos.

Y ojo, que acá un factor importante es que también somos artífices de la distancia entre hitos, porque si no usamos el tiempo residual, descansamos y disfrutamos del camino, nos perdemos de la posibilidad de poner atención en nuestra propia introspección, perdemos la posibilidad de hacer foco en lo que nos rodea.


Alcanzabilidad de una meta


Podríamos partir de decir que nada es imposible, pero si tu plan es tener una casita de vacaciones sobre la superficie del Sol…. te tengo malas noticias.

La sinceridad con nuestras metas es de vital importancia. Intentar lo inalcanzable es, romántico, pero lleva a la gente a la depresión, a bajar los brazos. Analizar las posibilidades es la clave para que el camino interminable de puntos que lleva a ese lugar al que queremos estar nos permita despertar con un propósito y una sonrisa cada mañana.

Siempre va a haber factores que no contemplamos, la entropía circundante se va a encargar de que no tengamos chance de aburrirnos, de que nuestras previsiones requieran de un esfuerzo y de lateralizar o manejar una importante cantidad de alternativas a los pasos que siguen.

La superación de la meta


Es finalmente ver esa meta que ayer estaba tan distante como un hito más, como un lugar en una línea de puntos que nunca termina, llegar a esa meta tan esperada es la oportunidad de frenar, mirar hacia atrás y ver el camino recorrido.

Cuando te pares en ese lugar vas a poder ver no solo lo que pudiste alcanzar, sino las personas a las que pudiste tocar con tus logros, pero más aún, con el camino que te llevó a ellos. Y es en ese momento en el que vas a terminar de comprender que cada llegada es una nueva partida, que cada meta realizada es un sinfín de caminos que se abren, que lograr el desafío autoplanteado de llegar a una cima nos presenta nuevas alturas a ser logradas y que estamos parados a un sólo paso del próximo desafío. .


Autor: F. Mesaglio


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