Lo que nos enseñaron se enfrenta de forma contundente con lo que vamos aprendiendo a medida que avanzamos en la vida. Muchos de nosotros crecimos en un mundo en el que la competencia era un propósito en sí, en todos los órdenes de la vida encontrábamos un rival, de esa manera y con la mirada puesta en superarlo, crecíamos con el fin de ser siempre primeros sin reparar en que si hubiéramos colaborado con nuestro competidor hoy seríamos aún más.
Con la experiencia nos podemos dar cuenta de que el modelo de competencia se torna básico, como una guía simple en la que la meta es la competencia y no el crecimiento. Así entendemos la falla de esta estrategia conductual, donde se descarta al segundo…. siendo que el segundo mejor…. es tremendamente bueno!
Así en muchos casos creemos que porque alguien ganó es mejor, no ponderando variables de entorno como la misma suerte. La chance, muchas veces, pone a un buen competidor adelante de uno que puede ser aún mejor.
Cooperación
Cooperar es hacer y agregar al conjunto para llegar a un mejor lugar, partiendo de que la unión hace la fuerza y que es contribuyendo como uno suma siempre, mientras al competir siempre hay una parte que resta (aquel que pierde.)
Este enfoque cambia muchos de los procesos que suelen tener las empresas, en las que los equipos “compiten” para superarse. Tenemos que hacer foco en la autosuperación y a partir de esta buscar un camino hacia la comprensión de un paradigma distinto. No necesito superar a otro que a mi y cada cosa con la que contribuya, ayuda a mi entorno y por puro carácter transitivo me ayuda también.
Cambiando el yo por el nosotros y luchando por lograr ser mejores que nosotros mismos, aportando ideas, esfuerzo y capacidad en pos de un fin común. Lograr el sentido cooperativo en una empresa es cambiar la dinámica de su energía, el pensamiento de su gente, la comprensión de un mundo que nos enfocó siempre en comparar contra otros en lugar de tomarnos como medida.
¿Cómo mirar la cooperación?
Estamos muy acostumbrados a medirnos y a ponernos motes como la posición en la lista de un ranking y no a medir realmente la composición de ese “pseudo-éxito”, ¿somos mejores que otros o ellos son peores que nosotros?, ¿y si fueran peores tiene sentido que nos pongamos contentos por estar más arriba en esa lista?, ¿cuales son los parámetros tomados para designarnos ganadores?
No ganamos realmente si no logramos que los que “perdieron” aprendan lo que necesitan para no hacerlo, ¿y si en lugar de competir los acompañamos y empujamos a mejorar? quizás podamos crecer aún más nosotros. Porque si se enriquece el entorno mejora uno, si mi compañero hace un gran trabajo, mi acciones también van a lucir mejor.
¿Podemos medir la cooperación?
Claro que podemos, pero tenemos que aprender a ver desde qué ángulo, entender cuáles son sus beneficios, utilizar técnicas que lleven a nuestros equipos a cooperar.
A la vez necesitamos cambiar nuestros parámetros de medición a un entorno algo más subjetivo y apoyarnos en la información de un cluster(grupo) de gente sobre la sensación causada por el individuo a medir. Ya que es justamente el entorno el que sensa el nivel cooperativo de un individuo.
Métodos para beneficiar la cooperación
Históricamente los polos opuestos cooperan ante un fin o un enemigo común y es la misión de quién dirige encontrar la forma de darle al los equipos un fin común sin la necesidad de un antagonista. Quizás desde lo emocional, tal vez desde el propio altruismo, o simplemente proponiendo proyectos que no estresen pero que tampoco permitan los simples individualismos, promover la enseñanza interna es un gran primer paso.
Las metodologías ágiles también lo son al proponer un ámbito en el que se revisa el estado de un proyecto en reuniones periódicas, permitiendo que se comparta información y necesidades y dando un espacio perfecto para cooperar.
La empresa debe invertir tiempo en hacer del espacio laboral un entorno más coloquial, apuntar y apuntalar a aquellos que tomen un liderazgo nato. Guiar a la gente para que su interacción grupal esté enfocada de forma positiva. Siempre apoyar las decisiones que lleven a una persona a su propio desarrollo y potenciar cada oportunidad en que ese autocrecimiento pueda contribuir al resto.
El superpoder de contribuir
Cuando participamos de grupos que cooperan obtenemos casi superpoderes, ya que somos tan buenos en cada cosa como el mejor de cada equipo en esa tarea. Si en nuestro team hay 10 profesionales, tenemos 10 mentes en lugar de una y eso es mucho poder de pensamiento, son 20 ojos que miran y ven más que 2, son 20 manos que podrán crear cosas más rápido, son 10 conceptos que ampliarán lo que nosotros traigamos a la mesa. Pero si miramos un poco más allá a esos 10 se suma el resto de la empresa y en cada persona una oportunidad más, de saber, de tener una capacidad más en esta ruta de dos vías en la que compartir lo que uno es nos hace simplemente MAS!
Autor: F. Mesaglio
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