El miedo es una sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario, por definición construimos nuestros miedos como parte del set de reglas con el que nos enfrentamos en la vida. El miedo causa estrés generalizado poniendo al organismo en estado de alerta, sudoración aumentada, compresión vascular, tensión muscular, boca reseca y entre otros efectos el aumento momentáneo de la adrenalina.
Es justamente por su complejidad que es muy importante reconocer este comportamiento y sus efectos en los miembros de nuestros equipos, dado que, superado cierto nivel de miedo, los efectos son extremadamente adversos para la productividad de cada recurso.
No todos los miedos son iguales
Existen distintos tipos de miedo en los que podemos hacer foco y para los que podemos tomar medidas paliativas.
Miedo a lo nuevo
El temor al cambio es típico en las empresas, ese que comienza con un - ya sabía cómo hacerlo - cambia el sistema, cambia el método. Así nos encontramos con una tropa de gente con los puños en la cintura y los brazos en forma de jarra que no quieren saber nada con tener que aprender otra forma de hacer las cosas.
En este punto quién dirija tendrá que brindar tranquilidad y mostrar las ventajas del nuevo método.
De qué podría servirnos una horda de gente fastidiada, cuando con unas pocas palabras podemos mostrar un mejor camino, un lugar dónde el miedo se convierta en esperanza.
En cada momento en que podamos tomar la decisión de hacer el cambio más paulatino deberíamos hacerlo. Cada modificación aceptada hará más receptiva a la persona que tiene que acogerla.
Antes de propiciar un cambio es importante que siempre haya un referente para que aquellos que van a tener que modificar su forma de trabajar, puedan preguntar sin perder rendimiento.
Miedo al riesgo
La chance, el azar, esa porción de cada empresa en la que nos embarquemos que puede simplemente salir mal. El intentar predecir el comportamiento de una pluma en el viento, cuando las variables son infinitas.
En estos casos mas información es igual a más certeza. La forma de paliar este riesgo es sabiendo más, teniendo control de una mayor cantidad de caminos y soluciones con su outcome esperado.
Miedo a la equivocación
El miedo a estar equivocado es quizás, uno de los primeros que tenemos al interactuar, hablar, por temor a estar equivocados en nuestra acción. Darle paso a este tipo de miedos no hace gente precavida sino gente detenida, estática, frenada. Es la plena incapacidad de vencer el miedo a “¿qué pasará?” si lo que hace o dice, no está bien.
Es un temor a la opinión del grupo más inmediato -si lo que hago está mal, cuál será mi castigo?- y si bien generalmente son miedos que atacan de forma interna, también existe el remordimiento que causa que una tarea mal desempeñada afecte a otros.
La solución a esto es abrazar la cultura del error, no como algo contrario sino como la posibilidad de cometer equivocaciones pero haciendo un mapa de las mismas para no repetirlas.
Miedo a no llegar con los tiempos
El miedo a tomar compromisos con los tiempos de las tareas es otro tipo de miedo que puede afectar severamente la productividad. Desde el que quiere tener los tiempos controlados al segundo, al que quiere hacerlo a mas grandes rasgos hay un camino en el cual, tan sólo necesitamos acordar un término medio en el que los tiempos no estén demasiado jugados ni tan holgados.
El empleo de metodologías ágiles nos da herramientas que nos permiten calcular tiempos y estimar. Teniendo como parámetro el error mayor en un comienzo y con una disminución en el tiempo. Así se estima partiendo de que la estimación es bruta y se va ajustando a medida que se avanza.
Pero lograr que la persona abrace el propio error temporal es un camino lento y que depende de nuestra pericia para corregir sin llevar a la persona a un punto de miedo.
Efectos del miedo
Como comenzamos diciendo taquicardia, sudoración, incremento en acciones reactivas a cargo de los niveles de adrenalina que producimos. El miedo nos pone en estado de alerta, nos acelera, pero al entrar en ese lugar, también estamos en modo de alerta y con el mismo, las acciones más genéricas se ven beneficiadas, pero las específicas, las que requieren de precisión, o las tareas que requieren planificación, se ven afectadas. A la vez da un momento de reacción inmediata pero termina bajando el rendimiento final y en general la calidad del trabajo.
Los equipos con miedo mantienen un nivel de estrés constante y detrimental, ya que cada individuo querrá escapar o peor aún, podría resignarse a ese nivel de estrés constante y terminar con un efecto contrario constante en su trabajo y en su salud.
Es la misión de un buen líder mantener a sus equipos como a verdaderas herramientas, listas para realizar un trabajo, afiladas y bien aceitadas, siempre haciendo foco en lo aspiracional y nunca, jamás desde desde el estrés o desde el el shot adrenalínico producido por el temor.
Lo más importante quizás sea hacer entender que al miedo no se lo combate, se lo supera.
Autor: F. Mesaglio
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