lunes, 27 de mayo de 2024

¿Qué buscás?




La búsqueda es algo que todos realizamos. Muy pocas personas nacen hoy con la predeterminación de un camino, con un propósito dispuesto frente a ellas. Hasta que encontramos nuestro motivo, merodeamos por la vida intentando determinar para qué somos buenos o, simplemente, buscando. Como dijo Nietzsche, "Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo."



La suerte de encontrar un camino que nunca deje de subir, que te capture el alma, que te permita acceder al flujo de la vida. No importa qué, lo que realmente querés es encontrar algo que te permita no pensar, que te deje simplemente ser. La sensación de surfear una ola, la necesidad de alcanzar el balance máximo hasta dejar de pensar, entregando toda la energía a ese preciso momento. Como decía Thoreau, "Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente."


Nos embarcamos primero en los mandatos familiares, acompañados de recetas para el éxito, algo así como “los pasos a seguir para llegar a ser como X”. Estas fórmulas de éxito o desgracia que heredamos nos prestan una visión, pero suelen estar desactualizadas y caer en desuetudo. Así, volvemos al camino, buscando intensamente algo que no solo nos mantenga a flote, sino que también nos divierta y nos haga felices. Ralph Waldo Emerson nos recuerda, "No vayas por donde el camino te lleve. Ve en cambio por donde no hay camino y deja un rastro."


Cuando hablamos de buscar, nos referimos al intento de encontrar eso que nos haga felices, aquello que cumpla con la norma “si trabajás de algo que harías por gusto y sin cobrar un centavo, realmente no trabajás un solo día más de tu vida”. Sin embargo, seguimos cayendo en los mismos errores. Aceptamos participar en actividades a cambio de algo tan fútil y superfluo como el dinero, como si el tiempo que entregamos no tuviera valor, como si se pudiera pagar con algo sin alma. Pero claro, vivir en sociedad exige que nos hagamos con los medios para “pagar” nuestro lugar y las necesidades que vayamos a tener. En palabras de Henry Ford, "El fracaso es la oportunidad de comenzar de nuevo con más inteligencia."


Recorrer los pasillos de esta vida tiene un riesgo: si no encontramos aquello que nos llene, que nos atraiga, que se lleve toda nuestra atención, prestaremos atención a todo lo que nos rodea y sobre lo que no tenemos influencia. Si caemos en esta trampa, en la que muchos se quedan a vivir, habremos sido parte de un fraude autoimpuesto en el que confundimos comodidad con felicidad, homeostasis con éxito. Por eso es tan importante definir un propósito y asegurarnos de que se convierta en el fin al que queremos llegar. Como afirmó Viktor Frankl, "La vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino sólo por falta de significado y propósito."


Como monos originales que somos, ponemos todas las neuronas espejo a replicar lo que hacen otros monos. Si los vemos felices, imitamos con la esperanza de que nos suceda lo mismo. Pero la trampa está ahí, en el camino que recorremos para llegar al estanque, esperando que creamos que el fin de otros puede ser igual de atractivo para nosotros. Aunque puede convertirse en un camino, no será nuestro hasta que realmente lo aceptemos como destino e internalicemos que estamos sumándonos a un camino ajeno que, como mucho, nos traerá tanta alegría como a quien lo tomó para sí mismo. En palabras de Oscar Wilde, "Sé tú mismo; todos los demás ya están ocupados."


Uno de los tantos riesgos de la búsqueda es que podemos perdernos. Podemos alejarnos del sendero hasta el punto de perdernos a nosotros mismos. Extraviarnos y dejar a un lado lo que debimos ser porque era más fácil permitir que otros nos guiaran, aun cuando no sabían a dónde queríamos llegar. Como dijo Steve Jobs, "Tu tiempo es limitado, no lo desperdicies viviendo la vida de alguien más."


Seguiremos una ruta tapizada con profetas, con voces que nos tientan desde las veredas, que nos invitan a prostituir nuestros anhelos a cambio de “paz mental”, que en un futuro se convertirá en las penas, en añoranzas de vejez por las cosas que realmente nunca hicimos. Como advirtió Anaïs Nin, "La vida se encoge o se expande en proporción a nuestro coraje."


Es de vital importancia que entiendas que el secreto no se oculta en la búsqueda sino en la interminable secuencia de momentos que deben ser vividos para interpretar esta existencia como una vida. 


Nadie puede decirte como vivir la vida, nadie conoce las charlas que se dan en tu mente entre todas esas personas que sos.


El “hoy” tiene un valor inconmensurable, es el lugar donde las cosas suceden, es el espacio en el que vas a evaluar cada momento para apilarlo en uno de los lados de la balanza.  


Las sensaciones con las que construyas cada paso, las notas musicales con las que decidas cada giro que des en tu vida, el color con el que pintes tu camino, va a determinar si tu búsqueda te va a llenar de sabiduría o si simplemente vas a ser un seguidor más.


Tu camino es tuyo y de nadie más, tus elecciones son las que van a determinarlo y tu alegría, la recompensa de tus acciones y el resultado de las mismas. Algunos saldrán a recorrer el Universo, y dejarán tras de sí trazos que posiblemente tienten a otros a recorrer los mismos paso, pero no nos equivoquemos, tus pasos son solo tuyos, nadie podrá recorrerlos de la misma manera esperando llegar al mismo lugar al que llegaste. 


Buscar es viajar y viajar es uno de esos eventos que no siempre necesita suceder fuera de tu mente, conocer más es darnos la oportunidad de abrir los ojos como platos en cada avance, con cada nuevo sentimiento, con la esperanza enfocada en afirmar que nuestra búsqueda llegó a su fin y ahora podemos vivir en el camino sabiendo que no hace falta seguir en esa incesante incógnita. 


Algunos van a dejar de buscar, van a bajar los brazos y se van a sumar a ese “ganado” que prefiere dejar de sentir el dolor que propone el camino en cada vuelta mal tomada, en cada esperanza puesta en una calle cerrada, pero muchos vamos a seguir buscando toda nuestra vida, quizás desconfiados, intentando encontrar algo aún mejor, pero sabiendo que aún cuando duela, abrir caminos es aquello a lo que nos dedicamos. 


Finalmente, recordemos las palabras de Anthony Bourdain: "Tu cuerpo no es un templo, es un parque de diversiones. Disfruta del viaje."


Autor: Fabian Mesaglio

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