Existimos en una sociedad que ha sabido robarle la voz a mucha gente, desde la falta de confianza, hasta la total obliteración del propio ser ante el miedo al rechazo. Y aunque en general el consejo de pares nos nivela y nos adapta a la sociedad circundante, también es cierto que algunos individuos no logran sobreponerse a la falta de aceptación.
Y es así como aquellos que evitan la confrontación, saben caer en una de dos categorías, la de aquel que acepta ciegamente los pedidos del alpha al que siguen y los que simplemente se alejan, se apagan y se cierran a compartir su mundo con quienes lo juzgarían.
A veces la gente se vuelve reticente a ser juzgada, pero vivir entre otros seres finalmente es eso, es enfrentarse a algo que te destruye y te vuelve a armar, hasta tanto seas vos quien lo lleve a reconstruirse, pero eso viene más adelante.
Hay estrategias mediante las cuales se puede ayudar a esa persona que nos ensordece con su silencio, primer paso…. hay que trabajar la autoestima, el autoconocimiento, y confianza, ya que para rescatar a alguien de su silencio tendremos que hacer sonar más de una cuerda.
Por tanto comencemos a detallar algunos caminos que podemos tomar para ayudar a aquellos que no encuentran su voz.
El ambiente:
Empatico, seguro, respetuoso, que brinde apoyo y confianza, pero a la vez desafiante desde lo intelectual, es el camino para que cualquier mente pueda salir de su ensordecedor silencio.
Canales de comunicación adaptados y participación:
A veces sólo dar espacio no alcanza, en ocasiones necesitamos intervenir, acercarnos y sacar a esa persona de su sinfonía personal, es dar ese paso para pedir el silencio de otros, para analizar si en el grupo hay alguien más que sabiendo o sin saber pueda estar reprimiendo a otros, buscar el momento para felicitar por un trabajo bien hecho frente al grupo, estirar la mano y alcanzar a esa persona que quizás simplemente olvidó cómo acercarse. A veces sólo hace falta que alguien nos dé su apoyo para que la palabra se convierta en vertiente y le sacie la sed a todos.
Entrenamiento:
Como con toda disciplina en esta vida hay gente que nace sabiendo cómo hablarle a todos y gente que debe aprender fórmulas y practicar mucho para poder hacerlo. Por eso hay talleres donde se pueden aprender técnicas de oratoria que le entregarán herramientas, atajos discursivos que pueden paliar ese reflejo de miedo al exponer y permitir que el conocimiento fluya y que el miedo al error, se reemplace por abrazar y aprender del error. Encontrar formas de encarar conflictos de manera constructiva.
Cambiar de dirección la mente:
El miedo es un sentimiento negativo que lleva a una espiral descendente, no decir por temer y temer por no decir, enfocarnos en construir de manera positiva, alinear expectativas y realidad, y proponer un camino de logros, después de todo la felicidad no es otra cosa que la conclusión de metas en camino a nuestro propósito. (Si, ya sé, felicidad es aprender a disfrutar de camino sin que importen las metas…. pero bueno, ese ya es un layer un tanto más enrevesado)
Las diferencias nos igualan:
Hoy vivimos en un mundo que abraza las diferencias y aún así seguimos juzgando a la gente por cosas que no nos atañen, quizás sólo haga falta que nos enfoquemos en aquello que nos importa, ya que el cuadro de fútbol de alguien no debería afectar en nada su desempeño laboral…. (salvo que sea jugador de fútbol… pero me entendieron). Dejar que las diferencias se metan en los ambientes en los que creamos es no entender que al fin y al cabo no importan las etiquetas, que lo que realmente vale es lo que sea que estamos creando como equipo.
El trabajo en la autoestima:
Trabajar la autoestima no es una tarea menor, tenemos mucho que hacer para mejorar la confianza de la persona.
- Reconocer y valorar sus fortalezas: Ayudar a la persona a identificar sus habilidades, logros y cualidades positivas, fomentando una visión más equilibrada y realista de sí misma.
- Fomentar la autoaceptación: Trabajar en aceptar y valorar su propia forma de ser, reconociendo que ser una persona callada no es un defecto, sino una característica única que puede aportar valor.
- Promover la autoexpresión: Brindar oportunidades para que la persona practique expresarse de manera asertiva, tanto en situaciones cotidianas como en entornos laborales o sociales.
- Apoyar el desarrollo de habilidades sociales: Ofrecer herramientas para mejorar la comunicación interpersonal, la escucha activa y la empatía, lo que puede ayudar a la persona a sentirse más segura al interactuar con los demás.
- Fomentar el autocuidado: Incentivar prácticas de autocuidado y bienestar emocional, como la meditación, el ejercicio físico, la escritura o la terapia, que contribuyan a fortalecer la autoestima y el autoconocimiento.
Conclusión:
Estas son algunas de las herramientas con las cuales podemos romper el ciclo del silencio impuesto por falta de confianza, por miedo al rechazo.
La vieja pregunta “¿Hace ruido un árbol que cae si no hay nadie para oírlo?”, y este es el paso que necesitamos dar los que tenemos voz, ser el oído empático que que le dé sentido a esa voz, prestar nuestra atención, ayudar al que perdió su voz a encontrarla, convertirnos en una chispa que encienda un motor que ponga a rugir cada palabra negada.
Autor:Fabian Mesaglio
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