jueves, 17 de agosto de 2023

Luchando contra monstruos que aún no llegan

 

Si vivís en el 2023 en cualquier lugar del Planeta, posiblemente tengas problemas de ansiedad, lo más posible es que sabiéndolo, o no, estés viviendo momentos de ansiedad. Dado lo común de esta condición, creo que es menester comprender su mecanismo de manera tal que podamos comenzar a evitarla.


Un proceso complicado que podemos ver de una manera más simple, con una pequeña historia.

¡Hola, amigos curiosos! ¿Alguna vez sentiste que tu corazón late como si estuviera en una carrera de Fórmula 1 por nada en absoluto? ¡Entonces es hora de entender la increíble aventura llamada "El Misterio de la Ansiedad" en el cuerpo humano!

Paso 1: ¡La Alerta, el monstruo está en camino! Imaginá que sos un actor en una película de misterio, y el monstruo que viene es... ¡un futuro incierto o una situación desconocida! de hecho aún no hay certeza de que el monstruo venga pero, tu mente inquisitiva, va a responder con una sensación física que conocemos como ansiedad, 

Paso 2: “Creo que hay un monstruo en las sombras”. Nuestro cerebro llama al 911, y se comunica con el hipotálamo que es como el jefe de control de misiones y dice: "¡Tenemos un posible monstruo en las sombras!". Así el hipotálamo activa la amígdala, que es como el centro de alarma de emergencia.

Paso 3: El Correo Nervioso “puedo verlo, está de pie, sus brazos cuelgan, está quieto, inmobil como un predador antes de atacar ”. La amígdala envía un mensaje nervioso a la glándula pituitaria para que esta produzca ACTH (la hormona que regula la producción de cortisol en las glándulas suprarrenales) y como si estuviera mandando mensajes rápidos a todas partes, comienza a acelerar tu sistema para que este preparare tus músculos y acelere tus reacciones… mirá si el monstruo en las sombras, salta hacia vos. 

Paso 4: Cortisol y Adrenalina: química cerebral al “tengo que escapara, correr, salir de esta situación antes de llegue a mi” Estas dos hormonas son potenciadores del sistema de alerta. El Cortisol se encarga de aumentar tu energía para la situación que según tus sentidos o tu imaginación estás por afrontar, mientras que la Adrenalina te pone en modo acelerado, esta sensación está lejos de ser agradable, ya que es lo que conocemos como miedo.

Paso 6: “Puedo ver como se inclina lentamente, es el momento previo al ataque, mi corazón está por explotar, ¿salto por la ventana?, no… está muy cerca de la sombra, la puerta, eso, la puerta”,  Gracias a Cortisol y Adrenalina, sientes ese hormigueo en el estómago, tu corazón late desbocado e hiperoxigena tus músculos y tu mente está alerta y enfocada en tus posibilidades de escape, todas sensaciones que realmente están lejos de hacerte sentir poder, la sensación es la de sentirse presa de un predador.

Paso 7: La luz de la mañana. Se hizo de día, la sombra ya no es sombra, el monstruo no es un monstruo, es un perchero en la esquina con un viejo abrigo colgado, los movimientos casi imperceptibles eran producidos por el viento de esa ventana que nunca cierra bien, todo estaba en nuestra mente, y no por eso fue menos real para nuestro cuerpo, básicamente hacemos que nuestro sistema de defensa se active, dandole entidad a nuestros pensamientos, con lo cual deja de funcionar correctamente y nos llena de sensaciones que son poco placenteras, más aún cuando suceden de forma continua.

¡Y así, mis valientes, experimentan el vacío en el estómago que produce la montaña rusa de la ansiedad! Hoy es el mañana que ayer te preocupaba tanto, sabía decir Confucio, y si lo analizamos el tipo no podía tener más razón. Nos la pasamos pensando en un futuro que aún no llegó, como si ya estuviera acá con nosotros, nos atormentamos con un crisol de posibles situaciones que no nos atañen, que quizás jamás sucedan.

Hay varios mecanismos que se detonan cuando tenemos miedo y la ansiedad utiliza los mismos recursos ya que se disfraza de miedo, de desesperación ante la duda o la espera incesante de que algo suceda. 

Conozcamos a los actores de esta pequeña historia uno a uno. 

  • El hipocampo: El hipocampo, con acceso a la memoria, determina y modera la reacción de miedo o preocupación. 
  • El hipotálamo: El hipotálamo se va a encargar de regular las reacciones a partir de la información que le envía la amígdala, aumentando el ritmo cardíaco, la respiración, tensando los músculos, con el fin de estar preparados para huir o pelear en caso de ser necesario. Pone en marcha el sistema de producción de adrenalina y cortisol. 
  • La amígdala: Hace un relevamiento constante de todos los estímulos recibidos, es la que da la primera alarma. 
  • Glándula Pituitaria: encargada de producir ACTH.
  • ACTH: Hormona que controla la producción de cortisol.
  • Glándulas suprarrenales: encargadas de la producción de cortisol. 
  • El cortex prefrontal: Formado por los lóbulos frontales del cerebro es quien hace la comunicación entre las partes, analizan y determinan si una reacción será la correcta para el estímulo que estamos recibiendo, o si es una simulación, como podría ser una obra de teatro o una película. De tal manera, si el riesgo que corremos es real o si creemos que es real el cortex le avisa a la amígdala que prepare el cuerpo para su defensa y si el riesgo no es real, como podría ser viendo una película o ante una broma, inhibe la respuesta de la amígdala para evitar el daño que este mecanismo nos produciría. 
  • El sistema noradrenérgico ascendente: Cuando se activa se ocupa de mantenernos en estado de alerta, de perdurar la orden enviada por el córtex prefrontal, y de forma desatendida, produce tanta noradrenalina como le es posible, y regula la comunicación entre la amígdala y el hipotálamo. 

Ahora que conocemos el mecanismo físico

Ahora que ya tenemos una idea de cómo funciona la ansiedad en nuestro cuerpo, obtuvimos una herramienta más en el manejo de esa sensación que oprime al que la deja suceder, a quien permite que su mente sea tomada por asalto, por ideas que no han sucedido, por escenarios en los cuales nuestra mente desvaría entre historias que nos producen este estado de estrés constante, como estar debajo del agua sin saber si vamos a poder volver a respirar, esta sensación de miedo atávico puede ser dominada con técnicas de relajación y respiración, o simplemente charlando con alguien más sobre lo que nos sucede, ya que la óptica ajena, no enfocada en el mismo problema nos puede servir de escalón para sacar la cabeza del agua y volver a respirar.


Autor: Fabian Mesaglio

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